miércoles, 11 de noviembre de 2009

"Estoy totalmente encontra de tu opinión, pero defendere a muerte tu derecho a expresarla"

A veces creo que la gente nos toma por idiotas, por el hecho de no pensar como ellos. Tener otro enfoque de las cosas, otra opinión, es motivo de burla y hasta llegan a discriminar he ignorar nuestro pensamiento. Me pasa varias veces, (por no decir todo el tiempo) generalmente tengo la opinión contraria a la mayoria de las personas. No se si es por algo en especial, tan solo que no puedo evitar escuchar que alguien diga algo equivocado, necesito ir y porfiar mi conocimiento en el tema para ver si puedo corregir, o aprender en caso de que me equivoque. También hay momentos en los que finjo perder en la discusión, veo que la otra persona esta muy firme en lo que dice, y no hay caso de que entienda lo que uno fundamenta. Y lo común ahi es callarse o darle la razón, que sentido tiene darle a un sermón a un terco, nunca va a escucharte, se va a escuchar a el solo. ¿Que mal no? Así la gente no aprende, se propone enseñar o proponer algo sin estar correcto, pero por su capacidad de avasallarte, termina teniendo la razón. El mundo es así, y la libre expresión es un derecho de todos, pero hay algunos que no la merecen.
Voy a extrañar eso del colegio, los debates, el grupo de "chicas" en contra de mis opiniones, los gritos de "HAY MAURO! CALLATE!", era divertido saber que tenía la razón en algo y tener que callarme porque se ponian como locas si seguía diciendo algo.
En fin, volviendo a que nos toman como tontos... ¡No se puede hacer nada contra eso! Si seguis discutiendo, no llegas a nada. Y si no discutis, te toman por bobo porque no te defendes. Pero bueno, basta con estar uno tranquilo de saber que tiene razón y ya, que se curtan los demás.
Queda como que siempre tengo la razón o quiero tenerla y no es así eh, solo cuando SE que la tengo y el otro esta equivocado, si no estoy seguro, CASI nunca acoto nada prefiero escuchar antes que opinar.

Una fábula para los bobos como yo.

Se cuenta que en una ciudad, n grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo. Un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar. Lugar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: Una de tamaño grande de 400.00 reales y otra mucho mas pequeña de tamaño, pero con un valor de 2,000.00 reales. El tonto siempre tomaba la moneda de mayor tamaño y de menos valor, lo que era motivo de risa para toda la concurrencia. Un día, alguien observaba al grupo divirtiéndose con el inocente hombre, pasados unos momentos después, lo llamo aparte y le pregunto:
-¿Acaso no has percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos?.-
Y este le respondió: -Ya se... No soy tan tonto esa vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar mas mi moneda.-