sábado, 29 de agosto de 2009

Valorar y sentirse valorado

¿No es hermoso sentirse de vez en cuando valorado? Personalmente escuchar un "Gracias", me llena de alegria y orgullo. Es hermoso sentir que hemos servido para algo, que a alguien le hemos hecho un bien, que se sintió especial y cuidado al menos por un instante. Es reconfortante saber que ¡Algo hicimos bien!. Ya sea una pequeñés, o un acto que nos costó mas de lo que esperabamos, todo lo que costó deja de importar cuando nos sentimos valorados, cuando el pecho se te incha de emoción porque pudiste ayudar a alguien que te necesitaba, y a ti solo te costo un esfuerzo, en cambio la paga que te dieron, la satisfacción de hacer feliz a alguien, eso no tiene valor real...

Pero esperá, no solo se trata de sentirse uno así, trato de nunca olvidar cuando alguien me ayudó, estubo ahí, o hiso algo que a mi me hiso pasar un momento inolvidable, o especial... Me gusta hacer sentir a la gente valorada, también me hace sentir especial porque se lo que se siente, muchas veces no vemos lo que significa una ayuda, un momento a nuestro lado cuando quizás ese tiempo que te dan, deberían estar usandolo en otra cosa, ¿Más importante? No lo sé, pero seguro que en algo debido, o en algo que deberían estar haciendo. De modo que esas personas, gastan su tiempo valioso con nosotros... ¿Qué mas se puede pedir? Una charla, un abrazo cuando lo necesitamos, 15 minutos para llenarnos de esa persona, valorar esas cosas que talvez veamos pequeñas, es lo que nos hace humanos, lo que nos hace entender la maravillosidad de las personas...





Esto que pensaba, me trae el recuerdo de una fabula que leí hace tiempo... La voy a redactar con mis palabras, no serán las adecuadas, o las exactas pero quiero dar la moraleja que esa vez que lo leí pude apreciar.











Era un atardecer cálido de primavera. El niño le pidio permiso a su madre para ir al lago que daba al fondo de su casa. La madre accedió y desde la ventana podía verlo nadar, y desde allí bajo su mirada protectora cuidarlo y vigilarlo. Al rato, cuando el niño se hallaban nadando mas allá del muelle del cual se zambullia una y otra vez, el joven vió que un caimán se aproximaba a el sobre la superficie del agua, inmediatamente nadó hacia el muelle y su madre que no le quitaba un ojo de ensima, vio la situación y en el acto acudió a rescatarlo.



Cuando el niño llegó a los brazos de su madre, el gran caimán le tomo de las piernas. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba.

Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar.



Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería mostrar las cicatrices de sus piernas. El niño levanto la colcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se subió las mangas y dijo "Pero las que usted debe de ver son estas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".




:')

1 comentario: